Unas balas certeras, sin saber de donde,
arrebataron la vida de mi marido.
Sin querer manifestar mi dolor delante de esas tres caritas,
que observaban incrédulos, y llenos de miedo.
Paralizada en medio de aquel horror, no teniendo tiempo para pensar,
una sábana como maleta, tres ropas gastadas, ato todas mis posesiones.
Tomo en mis brazos a Adrian, Leyla y María se toman de la mano,
sin mediar palabras, iniciamos un camino incierto…
Un temblor inesperado sacudió nuestros cuerpos,
que abrazados como una piña, nos obligó a mirar hacia atrás,
viendo como caía el techo de nuestra casa por el impacto de una bomba,
luchando por salvar la vida de mis hijos, con el corazón destrozado,
mi única opción era caminar y caminar sin rumbo…
El cansancio y el hambre detuvo mis pasos, soñando con un pequeño refugio que calmara mis miedos, y el llanto de mis hijos…
_¿Que tienen que ver mis niños en esta maldita guerra?…_¡¡¡Porqueeee!!!.