El retorno a nuestra esencia, un milagroso momento

MI ESENCIA NATURAL

img_0544En un momento de mi vida tomé la sabia decisión de decirle NO al sufrimiento, a la mentira y a la conformidad. Me cansé, era necesario un cambio. Mi esencia gritaba: ‘Basta, hasta aquí he llegado’. Recuerdo ese momento, ¡cómo olvidarlo!. El cáncer visitaba mi vida dándome la bienvenida al proceso de sanación, al despertar. Ni el malvado ego, ni todas las trampas de la ilusión detuvieron mi búsqueda de la verdad, que me abrió las puertas de la libertad. El proceso de sanación me ha ido llevado poco a poco a mi realidad, a mi verdadera esencia.  Nadie me dijo que ese camino iba a ser fácil, pero es ‘el Camino’. Esa decisión en sí, abrió una línea directa con su naturaleza salvaje y es ahí donde comenzó el verdadero milagro.

La mente y la esencia tienen sus propias fases. Cada una de ellas experimentan distintos estados de actividad y de…

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Borde de la cama…

Mientras esperaba el ultimo tren de la media noche,

ella cruzaba los dedos, suplicando en silencio que fuera puntual,

tenía miedo, la soledad del lugar acentuaba su ansiedad.

Una pequeña luz la sacó de su pensamiento,

la alegría se reflejó en su rostro,

sentada en un  confortable vagón, sonreía,

con su cámara, quiso plasmar los reflejos  de los rieles, en las  ventanas,

las luces de cada estación,

se sentía tan cómoda y confiada en aquel desconocido tren,

su temor había quedado atrás.

De repente, un desconcertante y brusco  cambio de sentido, le hizo levantarse del asiento,

había  entrado en un extraño túnel, en la más absoluta oscuridad,

no había nadie en el vagón, paralizada en medio de la nada,

estiró la mano buscando un punto de apoyo…

El borde de la cama la separaba del suelo.

 

Esencia

Me olvidé decirte que tu eras el amor,

vestido de sol, de luna, de nube , de estrella o de canción.

Me olvidé decirte que el tiempo era el amor,

con luces, sombras,  frescura o calor.

Me olvidé decirte que eras la calle, el camino, el callejón,

eras la rosa roja y la más sencilla flor,

que eras la risa, la lagrima, y la más incierta emoción.

Memoria

Ella corrió tan de prisa como pudo,

hizo señales con las manos, gritó a todo pulmón,

otros pasajeros del autobús  llamaron la atención del conductor,

pero éste, no paró.

Agotada, su corazón salía del pecho, sentada en un banco esperaba el nuevo autobús,

había perdido la cita en el médico, el reloj en la pared parecía no avanzar,

iban y venían  viajeros y autobuses a diferentes lugares,

maletas, bolsas, vendedores, compradores, cruzaban la estación.

Después de una larga espera a punto de llegar la hora prevista de salida,

unos ojos conocidos se posaron en ella,

—¡No puedo creerlo! se dijo

_ Si, es él!

Se habían despedido allí hacía  25 años …

Tenía que subir al autobús…

Nos despedimos ayer?

No, no  lo recuerdo, ¡Mi memoria!