Buscando la paz…
Ayer después de un desencuentro casero,
me acerqué a la iglesia, entré al confesionario,
mientras le explicaba al cura la situación,
el teléfono móvil empezó a sonar,
metí la mano en el bolso,
no había manera de encontrarlo para silenciarlo,
me vi obligada a sacar todo y ponerlo en el suelo,
en medio de mi sofocación,
el cura acercó la cara a la rejilla de la cabina,
al moverme mi pie tropezó con un spray pimienta que llevaba,
el líquido se disparó y fué directo al ojo del cura,
que ciego gritaba con todas sus fuerzas,
mientras me maldecía…