Era él…
Si, era él, entró sin llamar a la puerta,
aunque sabía que vendría, me sorprendió su llegada.
Un montón de luces de colores y ruido asomaba por la ventana,
la sidra, el cava y el sorbete, teléfono, felicitaciones, campanadas en la tele,
en el aire un montón de papeles multicolores,
risas, y más risas… era el momento presente.
Mañana la rutina sigue su curso…