Nieto caballo…

Una cálida mañana de verano, imaginaba descansar, cuando el estruendo de una puerta me sobresaltó, mi corazón acelerado se levantó de la cama,  cuando lo vi correr como un caballo, recorría sin descanso el pasillo de mi casa » ese nieto caballo» me intranquilizó, no paró de tirar puertas, gritar, chillar, yo lo miraba deseando que callara, pero él aumentaba la intensidad.  No sabía si quería que desapareciera el verano, él, o yo… Y así llegó el fin de las vacaciones de verano.

Anuncio publicitario

Memoria

Desde el coche miraba hacia la carretera, mi mente no se detenía en el paisaje,

el miedo seguía instalado en la rigidez de mis manos.

Después de cuarenta años regresaba al hogar de mi infancia,

era incapaz de olvidar aquella noche que huí desesperada tras la muerte de mi madre y la desaparición de mi hermano acusado de comunista.

Delante de la cuneta en  el borde del carril, recibía  los restos de mi vecino que también desapareció…

En la multitud…

En medio de esa calle repleta de gente, maletas , autobuses.

Siento mi lengua pegada al paladar, la saliva también se marchó.

Entre dos columnas, incapaz de articular palabras, perdida en ese céntrico espacio de la ciudad… no sé cómo, preguntar por la salida.

Huir sin remedio…

Unas balas certeras, sin saber de donde,

arrebataron la vida de mi marido.

Sin querer manifestar mi dolor delante de esas tres caritas,

que observaban incrédulos, y llenos de miedo.

Paralizada en medio de aquel horror, no teniendo tiempo para pensar,

una sábana como maleta, tres ropas gastadas, ato todas mis posesiones.

Tomo en mis brazos a Adrian,  Leyla y María se toman de la mano,

sin mediar palabras, iniciamos un camino incierto…

Un temblor inesperado sacudió nuestros cuerpos,

que abrazados como una piña, nos obligó a mirar hacia atrás,

viendo como caía el techo de nuestra casa por el impacto de una bomba,

luchando por salvar la vida de mis hijos, con el corazón destrozado,

mi única opción era caminar y caminar sin rumbo…

El cansancio y el hambre detuvo mis pasos, soñando con un  pequeño refugio  que calmara mis miedos,  y  el llanto de mis hijos…

_¿Que tienen que ver mis niños en esta maldita guerra?…_¡¡¡Porqueeee!!!.

Borde de la cama…

Mientras esperaba el ultimo tren de la media noche,

ella cruzaba los dedos, suplicando en silencio que fuera puntual,

tenía miedo, la soledad del lugar acentuaba su ansiedad.

Una pequeña luz la sacó de su pensamiento,

la alegría se reflejó en su rostro,

sentada en un  confortable vagón, sonreía,

con su cámara, quiso plasmar los reflejos  de los rieles, en las  ventanas,

las luces de cada estación,

se sentía tan cómoda y confiada en aquel desconocido tren,

su temor había quedado atrás.

De repente, un desconcertante y brusco  cambio de sentido, le hizo levantarse del asiento,

había  entrado en un extraño túnel, en la más absoluta oscuridad,

no había nadie en el vagón, paralizada en medio de la nada,

estiró la mano buscando un punto de apoyo…

El borde de la cama la separaba del suelo.

 

Memoria

Ella corrió tan de prisa como pudo,

hizo señales con las manos, gritó a todo pulmón,

otros pasajeros del autobús  llamaron la atención del conductor,

pero éste, no paró.

Agotada, su corazón salía del pecho, sentada en un banco esperaba el nuevo autobús,

había perdido la cita en el médico, el reloj en la pared parecía no avanzar,

iban y venían  viajeros y autobuses a diferentes lugares,

maletas, bolsas, vendedores, compradores, cruzaban la estación.

Después de una larga espera a punto de llegar la hora prevista de salida,

unos ojos conocidos se posaron en ella,

—¡No puedo creerlo! se dijo

_ Si, es él!

Se habían despedido allí hacía  25 años …

Tenía que subir al autobús…

Nos despedimos ayer?

No, no  lo recuerdo, ¡Mi memoria!

Memoria dormida…

Una tarde de otoño, Laura inicia su paseo rutinario por el parque,

sentada en su banco favorito, se percata que la sombra de una persona la observa,

en ese momento de incertidumbre, el viento empieza a mover las hojas caídas, rozando sus zapatos.

Una nube cubre el cielo, una serie de relámpagos, truenos, unas fuertes gotas caen sobre su cara,

la luz se refleja por todo su cuerpo, produciendo en  ella una sensación sorprendente.

Otro tiempo y otro lugar; se hacen presentes.

Sus labios repetían con desesperación….     Arturo! , Arturo!   llamaba angustiada,

sus manos apretadas, sus dedos encogidos, su rostro desencajado,

lagrimas, lluvia, nubes, truenos, relámpagos,

su corazón palpitaba ,desconsoladamente!…

Lo esperaba,!  lo buscaba!,

«ahora en el parque ,»lo veía claro»

En medio de la tormenta, toda su memoria dormida,

despertaba, en aquel instante!

Laura!  Laura!   gritaba el bombero….