Y yo…
Desde mi ventana observaba, como un pájaro saltaba de rama en rama,
el olivo empapado por la lluvia, dejaba caer sus gotas en cada salto del pajarito.
Se acercó al cristal, alegrando mi semana santa encerrada del pasillo a la cocina,
él, no tenía miedo a la lluvia, yo si,
él, no tenía miedo a saltar, yo si,
él, podía volar, cantar… sin la vergüenza que la gente lo mirara.
En su soledad, independiente de la bandada, ¡Disfrutaba!
Y yo que?…