Me gustabas…Pero!

A cada vuelta del tambor de la lavadora,
yo me acercaba al cristal y sonreía
veía como se desgarraba, chillaba,
con el roce que producía ese botón
sobre la puerta.

Destrozado por el tiempo,
por la lejía, y ese poderoso
detergente,..»por fin te perderé
de vista» maravilloso vaquero!