Veo desde el cristal unos trocos secos,
antes eran invisibles, pero hoy, a pesar de los nublos,
rebrotan con hojas rojas, naranjas,
mi mirada se fija en ellos.
Hay belleza en lo más insignificante.
En el horizonte, una gran gama de grises,
da paso a los azules y casi blancos de las nubes.
Un ligero sol empieza a abrir,
potenciando los verdes y amarillos del suelo…