Abrí la puerta del balcón, te dejé partir,
con la puerta del armario abierta saqué todo lo viejo,
el aire frío entraba por la ventana, yo sentada en el borde de la cama inspiraba y expiraba al compás de la música de un acordeón que vibraba en mi pecho.
Tenía que irse, su tiempo se había cumplido,
en estado de alerta esperaba el nuevo sustituto,
abrí los brazos con la expectativa….
Gracias 2018.